Un día te levantas y te das cuenta de que el tiempo pasó, que ya no eres la misma persona de hace cinco, tres o inclusive un año atrás. El tiempo avanzó más rápido de lo que esperabas. Hubo cosas buenas, otras no tanto pero lo más rescatable siempre es la experiencia; la sabiduría que adquirimos día con día y que le vamos sumando a nuestras horas de aprendizaje.
Una de las cosas que tuviste que aprender con el tiempo y quizá por la mala fue a manejar tus finanzas, así que si tú, aún estás a tiempo, te quiero platicar de unas cuantas cosas que me hubiera gustado aprender o que alguien me dijera antes de los 30 's.
La primera: No le tengas miedo a las tarjetas de crédito.
Muy probablemente oíste por ahí el comentario de que son malas, que cobran muchos intereses y que es pagarle dinero al banco de por vida. Todo eso es cierto siempre y cuando hagas un MAL uso de ellas.
Las tarjetas de crédito usadas de manera responsable y consciente son el mejor enable que podrás tener en tus finanzas, no un stopper.
El secreto es: nunca gastes más de lo que puedes pagar.
Si tu gastas la cantidad que sabes que puedes asumir y que mes con mes pagas sin falta el ‘Pago para no generar intereses’ con el tiempo crearás un historial crediticio excelente que te permitirá, más adelante adquirir una casa, un coche o simplemente acceder a tarjetas de crédito que te darán más beneficios o mejores promociones.
El segundo consejo es: Ahorra.
Yo sé que la transición entre ser estudiante y comenzar a tener tu primer sueldo es tentadora, la satisfacción de ganar tu propio dinero y saber que puedes salir y pagar cosas sin pedirle permiso o darle explicaciones a nadie es deliciosa, pero está bien disfrutar esa etapa unos cuantos meses. Después debes entender que así como tienes esa libertad para gastar, también tienes la responsabilidad de hacerlo de manera responsable. Ya no estará mamá o papá para rescatarnos de un problema cuando somos adultos, ya nos corresponde a nosotros crear un bote salvavidas para cuando se nos presente una emergencia. Por ello es tan importante comenzar a crear un fondo de ahorros. Puedes comenzar poco a poco ahorrando el 5 o el 10% de tu quincena si te lo permites. Al cabo de un año verás que ese pequeño ahorro te dará más tranquilidad ante cualquier situación y si en algún momento lo llegas a ocupar, no pasa nada, vuelve a comenzar poco a poco y así cuantas veces sea necesario.
El tercero y quizá el más importante: Comienza a comprar con inteligencia. Por ahí dicen los adultos que lo barato sale caro y seguramente lo dicen desde la experiencia. Comienza a ver tus ‘gastos’ como una ‘inversión’ a largo plazo. Evalúa los pros y contras de cada compra que hagas. Sí, yo sé que muchas veces por economía optamos por la opción más económica pero siendo ya un adulto también es conveniente tomar en cuenta la calidad, durabilidad y confiabilidad.
Qué caso tiene tener que estar comprando un pantalón económico cada 2 meses porque se te rompe o estira, si puedes comprar uno un poco más costoso pero con mejor calidad y que te dure años. Al final, ¿cuál compra fué más inteligente? y a la larga ¿cuál salió más económica?
Y tú… ¿Tienes algún otro consejo que te gustaría darle a tu ‘yo’ del pasado? déjanoslo en los comentarios.